La paradoja de estar más conectados

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Actualmente vivimos en La paradoja de estar más conectados 

Gracias al auge de las nuevas tecnologías y a la nueva era digital, somos una sociedad más conectada que nunca.

Esto ha dado lugar a grandes avances en la comunicación y ha transformado radicalmente la forma en la que nos comunicamos:

lo que antes requería mandar una carta a tus seres queridos la cual tardaba días en llegar para poder tener una simple conversación, actualmente es algo que se resuelve en segundos cogiendo el móvil que siempre está en la palma de nuestra mano.

Una de las plataformas que más destaca en este gran cambio es Whatsapp.

Una aplicación que no sólo permite enviar mensajes, hacer llamadas o incluso hacer videollamadas sin importar la distancia, sino que también posibilita la creación de chats grupales. 

Estos grupos han dado lugar a una nueva forma de comunicación colectiva entre amigos, familiares o compañeros.

Se puede mantener una conversación donde se interactúa con varias personas al mismo tiempo para coordinar planes, debatir sobre temas, intercambiar “memes”, o incluso para actuar como vía de expresión emocional.

Además, facilita la interacción social en personas con dificultades en habilidades sociales o que se sienten aisladas, ya que pueden percibir estos grupos como un espacio seguro.

Esa seguridad de poder editar los mensajes, pensar antes de responder y el poder evitar la presión que puede conllevar una interacción cara a cara, puede aliviar la ansiedad y dar lugar a una participación en la conversación desde la comodidad.

Asimismo, Whatsapp facilita que se creen grupos a raíz de intereses comunes entre los miembros, creando una primera conexión y un sentimiento de comunidad y de pertenencia. 

Sin embargo, esta nueva forma de comunicación a través de esta red social es un arma de doble filo.

A pesar de que vivimos en una sociedad donde la comunicación está más facilitada y es más accesible que nunca, han surgido nuevos fenómenos como el “ghosting”.

Al igual que existe esa facilidad para conectar con otras personas, esto ha sido acompañado de la normalización de la incomunicación y el desaparecer sin explicaciones.

Esto puede generar un gran impacto emocional y afectar a la autoestima de las personas que han vivido este tipo de experiencias.

Además, esta hiperconectividad genera una serie de expectativas y de presiones: la necesidad de estar disponible constantemente, la ansiedad por no haber respondido a tiempo, el miedo de haber dejado en visto a una persona, etc.

Asimismo, da lugar a la inmediatez algo que no sólo se aplica a nuestras interacciones digitales, sino que también es algo que refleja una característica de la propia era tecnológica: “queremos obtener todo al instante”.

A todo esto, también se le suma otra gran limitación de las conversaciones a través de Whatsapp.

A no ser que se lleven a cabo a través de videollamadas, donde por lo menos tienes la posibilidad de ver a la persona, los mensajes y los emojis no son capaces de sustituir la calidez y la profundidad de una interacción cara a cara.

La comunicación no verbal de la persona enriquece mucho la comunicación gracias a que dan mucha información y juegan un papel fundamental en las interacciones sociales. 

En los grupos de WhatsApp también surge el fenómeno de deseabilidad social, limitando la libertad de expresión, haciendo que los debates simplemente sean auto afirmativos y que se eviten compartir opiniones por el miedo a la reacción grupal.

Esta muy presente La paradoja de estar más conectados.

Además, existe esa preocupación por cómo impactan nuestros mensajes en los demás por lo que decidimos no hablar de ciertos temas, afectando a la autenticidad de la conversación.

Este tipo de dinámica puede crear adicción y necesidad de aprobación social constante.

Cuando nuestros mensajes reciben una respuesta positiva por parte de los demás miembros del grupo, refuerza la idea de que somos aceptados y deseables.

Es la paradoja de estar más conectados lo que provoca que empecemos a depender de este tipo de validación para mantener esa sensación de pertenencia de grupo. 

En conclusión, los grupos de Whatsapp reflejan la paradoja de la era digital en la que vivimos: nos conectan más que nunca, pero al mismo tiempo nos pueden hacer sentir aislados.

Es cierto que este tipo de plataformas facilitan la comunicación instantánea y simultánea y crean espacios de pertenencia, pero también dan lugar a fenómenos como la deseabilidad social o el ghosting.

Es por esto que es necesario aprender sobre este tipo de dinámicas que surgen de la interacción social a través de cualquier tipo de red social, para tener una forma de comunicación más adaptativa, consciente y equilibrada.

Como dijo Carl Sagan: 

«crecemos en una sociedad basada en la ciencia y la tecnología y en la que nadie sabe nada de estos temas.

Esta mezcla combustible de ignorancia y poder tarde o temprano, va a terminar explotando en nuestras caras”. 

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Entrada escrita por Alexia Valdez Blanco

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