En Neurosis fóbica 2, continuamos con al articulo anterior neurosis fóbica.
Con respecto a las nosografías psiquiátricas, Freud apunta que las fobias no poseían ninguna posición específica. De alguna manera, trató de explicar esta incertidumbre, pero la solución que proponía caía en una respuesta ambigua.
Por una parte, al ser posible encontrar síntomas fóbicos tanto en individuos neuróticos como en psicóticos, Freud señaló que las fobias no se podían considerar “un proceso patológico independiente”.
Sin embargo, en la misma obra, Freud separó un particular tipo de neurosis que tenía como síntoma central la fobia.
A esta categoría de neurosis, Freud la definió como “Histeria de angustia”, para diferenciarla de la “Histeria de conversión” (al que a la segunda éste solía llamarla simplemente Histeria).
Esta observación de Freud, al contrario de responder tal interrogante, parece conllevar a una mayor confusión.
De igual forma, Lacan parece caer en la misma ambigüedad, donde vuelve a surgir la interrogante de si la fobia se pudiese considerar como un síntoma o como una estructura.
LACAN diferencia dos estructuras neuróticas: la histeria y la neurosis obsesiva, explicando la fobia como un síntoma y no como una estructura.
No obstante, hay veces que en su obra enumera la fobia como una tercera forma de neurosis, colocándola al nivel de la histeria y la neurosis obsesiva, implicando así una estructura fóbica y a la cual define en uno de sus casos en el año 1961, como “la forma más radical de la neurosis”. Esta situación la resuelve en el seminario de 1968-9, cuando dice:
No se puede ver en ella (en la fobia) una entidad clínica, sino una plataforma giratoria de empalme, algo que hay que elucidar en sus relaciones con aquello hacia lo cual usualmente tiende, a saber: los dos grandes órdenes de la neurosis, la histeria y la obsesionalidad, y también el empalme que realiza con la perversión.
(Lacan, 1968-9, citado por Evans (1996) en Chamama 1993, 210).
De esta forma, Lacan explica que la fobia no es una estructura clínica que esté al mismo nivel de la histeria ni de la neurosis obsesiva, sino más bien una vía de acceso que lleva a una u otra, y que también posee ciertos vínculos con la estructura perversa.
La conexión con la perversión puede observarse en las similitudes entre el fetiche y el objeto fóbico, los cuales son por igual sustitutos simbólicos de un elemento que falta, y que se encargan de estructurar el mundo exterior.
Igualmente, ambos surgen por una dificultad en el pasaje desde el triángulo preedípico imaginario hasta el cuaternario simbólico edípico (Evans, 1996).
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