Interpretación de la transferencia

Hoy presentamos Interpretación de la Transferencia, publicación relacionada con otras publicadas sobre la relación y el amor de transferencia.

Todo principiante en psicoanálisis teme principalmente las dificultades que han de suscitarle la interpretación de las ocurrencias del paciente y la reproducción de lo reprimido.

Pero no tarda en comprobar que tales dificultades significan muy poco en comparación de las que surgen luego en el manejo de la transferencia.

Una de las diversas situaciones a que da lugar esta fase del análisis, es el caso de que una paciente demuestre con signos inequívocos o declare abiertamente haberse enamorado, como otra mortal cualquiera, del psicólogo que está analizándola.

El profano, al saber que la paciente se ha enamorado del médico, opinará que sólo caben dos soluciones: o las circunstancias de ambos les permiten contraer una unión legítima y definitiva, cosa poco frecuente, o, lo que es más probable, tienen que separarse y abandonar la labor terapéutica comenzada.

Existe, desde luego, una tercera solución, que parece además compatible con la continuación de la cura: la iniciación de unas relaciones amorosas ilegítimas y pasajeras; pero tanto la moral burguesa como la dignidad profesional del médico la hacen imposible.

Es evidente que el punto de vista del analista ha de ser completamente distinto.

Para el psicólogo supone una preciosa indicación y una excelente prevención contra una posible transferencia recíproca, pronta a surgir en él.

Le demuestra que el enamoramiento de la persona depende exclusivamente de la situación psicoanalítica y no puede ser atribuido en modo alguno a sus propios atractivos personales, por lo cual no tiene el menor derecho a envanecerse de aquella «conquista», según se la denominaría fuera del análisis.

Para la paciente surge una alternativa: o renuncia definitivamente al tratamiento analítico o ha de aceptar, como algo inevitable, un amor pasajero por el psicólogo que la trate, y el interés de la enferma debe ser el único factor decisivo.

El analista no necesitará imponerse, pero sí puede afirmarse indispensable para la consecución de ciertos resultados.

Un enamoramiento, latente y no analizado, no suministrará jamás aquella contribución a la curación que de él sabría extraer el análisis.

Esta publicación sobre la interpretación de la transferencia, y otras más de temática similar en torno a las relaciones de transferencia,  o relacionadas con el ámbito de la psicología están disponibles en nuestro Blog, puedes consultarlo en el siguiente enlace:

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Amor Transferencial

Hoy publicamos Amor transferencial, relacionada con la entrada Sobre el amor de transferencia.

El fin es devolver al paciente la libre disposición de su facultad de amar, coartada  por fijaciones infantiles.

Devolvérsela no para que la emplee en la cura, sino para que haga uso de ella más tarde, en la vida real, una vez terminado el tratamiento. 

No debe representar con ella la escena de las carreras de perros, en las cuales el premio es una ristra de salchichas, y que un imprudente estropea tirando a la pista una única salchicha, sobre la cual se arrojan los corredores, olvidando la carrera y el copioso premio que espera al vencedor.

No siempre resulta fácil para el psicólogo  mantenerse dentro de los límites que le prescriben la ética y la técnica.

Sobre todo para el analista inexperto y carente aún de lazos fijos. 

Indudablemente, el amor sexual es uno de los contenidos principales de la vida.

La reunión de la satisfacción anímica y física en el placer amoroso constituye, desde luego, uno de los puntos culminantes de la misma.

Todos los hombres, salvo algunos obstinados fanáticos, lo saben así, y obran en consecuencia, aunque no se atreven a confesarlo.

Por otra parte, es harto penoso para el hombre rechazar un amor que se le ofrece, y de una mujer interesante que nos confiesa noblemente su amor, emana siempre, a pesar de la neurosis y la resistencia, un atractivo incomparable. 

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La tentación no reside en el requerimiento puramente sensual de la paciente, que por sí solo quizá produjera un efecto negativo, haciendo preciso un esfuerzo de tolerante comprensión para ser disculpado como un fenómeno natural.

Las otras tendencias femeninas, más delicadas, son quizá las que entrañan el peligro de hacer olvidar al médico la técnica y su labor profesional en favor de una bella aventura.

Sin embargo, para el analítico ha de quedar excluida toda posibilidad de abandono.

Por mucho que estime el amor, ha de estimar más su labor de hacer franquear a la paciente un escalón decisivo de su vida.

La paciente debe aprender de él a dominar el principio del placer y a renunciar a una satisfacción próxima, pero socialmente ilícita, en favor de otra más lejana e incluso incierta, pero irreprochable tanto desde el punto de vista psicológico como desde el social.

Para alcanzar  tal dominio, ha de ser conducida a través de las épocas primitivas de su desarrollo psíquico y conquistar en este camino aquel incremento de la libertad anímica que distingue a la actividad psíquica consciente —en un sentido sistemático— de la inconsciente.

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Transferencia y resistencia

La transferencia en consulta y la resistencia. Transferencia positiva y negativa

Hoy presentamos transferencia y resistencia.

La transferencia se nos aparece, como el arma más poderosa de la resistencia.

El mecanismo de la transferencia se da por el afronte de la libido que ha permanecido en posesión de imagos infantiles.

La libido se ha internado por el camino de la regresión (se produce la regresión por la frustración o insatisfacción del mundo) y reanima imagos infantiles cada vez que la cura analítica tropieza con la libido retirada, estalla un combate.

Todas las fuerzas que causaron la regresión de la libido se llevaron como resistencias al trabajo para mantenerse en ese estado.

Pero la transferencia puede servir también para facilitar la confesión. Por lo tanto, es necesario separar una transferencia positiva de una negativa.

La transferencia positiva a la vez se descompone en la de sentimientos amistosos conscientes y inconscientes; que se remontan a fuentes eróticas.

El psicoanálisis demuestra que las personas estimadas o admiradas pueden seguir siendo objetos sexuales para lo inconsciente.

La transferencia sobre el psicólogo, resulta apropiada como una resistencia cuando es una transferencia negativa, o una positiva de mocione eróticas reprimidas.

Cuando se “cancela” la transferencia haciéndola consciente, solo hacemos desasirse de la persona del médico esos dos componentes; en cuanto al componente susceptible de conciencia y no chocante, subsiste y es el portador del éxito.

Dominar los fenómenos de la transferencia depara al psicoanalista las mayores dificultades.

Pero justamente ellas nos brindan las posibilidades de volver actuales y manifiestos las mociones de amor escondidas y olvidadas de los pacientes.

Es en este campo donde se debe obtener la victoria cuya expresión será sanar la neurosis.

Además, indica que la transferencia forma parte del consciente y el inconsciente siendo esto un cliché en los pacientes que se ha ido formando.

Si algo del material del complejo es apropiado para ser transferido sobre el analista, esta transferencia produce, da por resultado la ocurrencia inmediata y se enuncia mediante los indicios de una resistencia detención de ocurrencias.

De esto inferimos que la idea transferencial ha irrumpido en la conciencia a expensas de todas otras posibilidades de ocurrencia porque presta acatamiento a la resistencia.

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Tres ensayos sobre teoría sexual IV

Hoy presentamos Tres ensayos sobre teoría sexual IV, la ultima de las publicaciones sobre la obra de Freud (1905).

 FUENTES DE LA SEXUALIDAD INFANTIL

o   La excitación sexual se origina:

a.- Como formación consecutiva de una satisfacción unida a otros procesos orgánicos.

b.- Por un estímulo periférico apropiado de las zonas erógenas.

c.- Como manifestación de instintos, como el de contemplación y el de crueldad.

En la investigación de las zonas erógenas, la epidermis tiene una especial excitabilidad, que corresponde a toda la superficie del cuerpo, destaca la producida por la temperatura, como ocurre en los baños calientes que se les da a los bebés.

o   Excitaciones mecánicas:

Producción de excitación sexual por conmociones mecánicas rítmicas del cuerpo, que producen tres tipos de efectos estimulantes: sobre los nervios vestibulares, sobre la piel y sobre las partes más profundas: músculos y articulaciones.

Al niño le gustan los juegos como el de mecerse, a los niños se les mece para que concilien el sueño, y el movimiento producido por los viajes en coche o en ferrocarril ejerce satisfacción. En la época de actividad fantástica, el tren queda reflejado con un simbolismo sexual, la conexión con la sexualidad se debe al placer de las sensaciones de movimiento. Si hay una represión, estos niños cuando son adultos reaccionan con malestar y nauseas a todos los movimientos de carácter de columpio. El miedo al movimiento mecánico puede producir una neurosis traumática histeriforme.

La educación moderna, emplea los deportes para desviar a la juventud de la excitación sexual, y sustituir el placer sexual por el placer de movimiento, haciendo retroceder la actividad sexual a uno de sus componentes autoeróticos.

o   Actividad Muscular:

El carácter producido por sensaciones de carácter pasivo es de naturaleza sexual.  La tendencia a la lucha muscular (como juego) con una persona, es el signo de elección del objeto orientada hacia esa persona. En la producción de la excitación sexual por la actividad muscular se hallará una de las raíces del instinto sádico.

o   Procesos afectivos:

Los procesos afectivos intensos se extienden hasta el dominio de la sexualidad. En niños en edad escolar, el miedo al examen o la tensión ante un deber, es importante para la aparición de manifestaciones sexuales como conductas en la escuela, que se relacionan con su naciente sexualidad.

o   Trabajo intelectual:

la atención en el trabajo intelectual, conlleva una excitación sexual. Considerando las fuentes de excitación infantil: hay un cuidado en que no se ponga en marcha la excitación sexual. En las fuentes de excitación, el elemento regulador es la calidad de la excitación, y la intensidad, así como disposiciones orgánicas. Los instintos parciales, se derivan de las fuentes internas de la excitación sexual.

a.      Diversas constituciones sexuales:

las fuentes indirectas de la excitación sexual producen aportaciones en todos los sujetos, pero no con la misma intensidad. Todo sujeto tiene un erotismo anal, bucal… lo que separa lo normal de lo anormal es debido a la intensidad relativa de los diferentes elementos del instinto sexual y el papel que desempeñan en el desarrollo del niño.

b.     Caminos de flujo recíproco:

la concentración de la atención, puede llevar a una excitación sexual, la hipótesis es que por una actuación en el mismo camino, pero dirección contraria, el estado de excitación sexual puede influir en nuestra disponibilidad sobre la atención susceptible de ser dirigida. Los caminos por los que se extienden las perturbaciones sexuales a las funciones físicas tienen que servir a otras funciones en estados normales. Por estos caminos debe orientarse el instinto sexual: Sublimación de la sexualidad.

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Tres ensayos sobre teoría sexual III

Hoy presentamos la tercera parte de Tres ensayos sobre teoría sexual III, (Freud, 1905). Puedes leer más sobre Tres ensayos sobre teoría sexual, aquí:

TRES ENSAYOS SOBRE TEORIA SEXUAL

 LA INVESTIGACION SEXUAL INFANTIL

o   Complejo de castración y envidia por la posesión del pene: La niña siente envidia por no tener pene, y desea ser un chico.

o   El instinto de saber: aparece entre los 3 y 5 años. Corresponde a una aprehensión sublimada y actúa con la energía del placer de contemplación.

o    El enigma de la esfinge:

El primer problema para el niño es saber la procedencia de los niños. El hecho de dos sexos lo acepta el niño al principio sin sospecha ni resistencia. Al principio el niño piensa que todos tienen un órgano genital igual al suyo, la convicción la pierde con el complejo de castración.

o   Teorías sobre el nacimiento: Los niños salen del pecho de la mujer, del ombligo, o bien cuando se come alguna cosa, y salen del cuerpo a modo de excremento.

o   Concepción sádica del comercio sexual: cuando descubren el acto sexual entre los adultos, lo consideran como una especie de maltrato o de abuso de poder. Cuando han visto el acto sexual, intentan saber en qué consiste, y la solución que dan es la expulsión de la orina o las heces.

o   Fracaso típico de la investigación sexual infantil: Los niños observan los cambios durante el embarazo de su madre. La fábula de la cigüeña la escuchan con desconfianza. Los niños desconoces dos cosas: el papel de la semilla fecundante y la existencia del orificio vaginal. La investigación sexual del niño supone un primer paso hacia su orientación independiente en el mundo, alejándose de las personas que le rodean.

o   Fases evolutivas de la organización sexual. El fin del desarrollo sexual es la vida sexual del adulto, donde el placer está al servicio de la reproducción, y los instintos se centran en una zona erógena, hay una organización para conseguir el fin sexual en un objeto exterior.

o   Organización pregenital:

como pregenital se denomina a las organizaciones dela vida sexual en las que las zonas genitales no tienen papel predominante. La existencia de organizaciones pregenitales se bsa en el análisis de las neurosis. Hay dos organizaciones parciales:

Oral o caníbal: la actividad sexual está unida a la absorción de alimentos, el fin sexual consiste en la asimilación del objeto, que será el modelo de la identificación posterior. En la succión, la alimentación sustituye el objeto exterior por uno del propio cuerpo.

Sádico-anal: Se da actividad o pasividad del sujeto, pero aun no es femenino o masculino, la actividad se representa por el instinto de aprehensión, como órgano con fin sexual pasivo aparece la mucosa intestinal erógena. En esta fase aparecen la polaridad sexual y el objeto exterior.

o   Ambivalencia:

predominio del sadismo y de la zona anal, tendencias antagónicas. La elección del objeto ocurre en la pubertad, y todos los instintos sexuales se orientan hacia una persona.

o   Los dos tiempos en la elección del objeto:

La primera fase: de 2 a 5 años: regresión a la época de la lactancia, con naturaleza infantil de los fines sexuales. La segunda: La pubertad: constitución definitiva de la vida sexual. La represión actúa entre ambas fases, los fines sexuales se alteran y representan “una corriente de ternura de la vida sexual”. Detrás de esta ternura se esconden los instintos parciales infantiles. La elección del objeto durante la pubertad, debe renunciar a los objetos infantiles y comenzar de nuevo como corriente sensual, si ambas corrientes no coinciden, los deseos no irán hacia un único objeto, por lo que éste no podrá conseguirse.

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Tres ensayos sobre teoría sexual II

Esta  publicación sobre la Obra Tres ensayos sobre teoría sexual II, de Freud (1905), es la segunda publicación sobre este libro.

La primera publicación la puedes leer aquí: TRES ENSAYOS DE TEORIA SEXUAL I

·       MANIFESTACIONES DE LA SEXUALIDAD INFANTIL

o   El chupeteo o succión: Se considera el chupeteo como una de las mañas sexuales del niño. La succión que produce placer lleva a conciliar el sueño, en la vida del adulto, la satisfacción sexual es el mejor remedio contra el insomnio. La mayoría de los casos de insomnio nervioso puede atribuirse a insatisfacción sexual.

o   Autoerotismo: El instinto no se centra en otras personas, el niño encuentra la satisfacción en el propio cuerpo. Los labios del niño son una zona erógena, produciendo excitación por la cálida corriente de la leche materna, la satisfacción de la zona erógena aparece asociada con la del hambre: y supone la conservación de la vida.

No todos los niños realizan el acto de succión, lo hacen quienes la importancia erógena de la zona labial esta reforzada. En la edad adulta, se inclinan a besos perversos, a la bebida y al exceso de fumar. Si aparece la represión sentirán repugnancia hacia la comida y vómitos histéricos.

La succión es autoerótica y su fin sexual es una zona erógena.

·       EL FIN DE LA SEXUALIDAD INFANTIL

o   Caracteres de las zonas erógenas:

La cualidad del estímulo influye más en la producción de placer que el carácter de la parte del cuerpo correspondiente. En la histeria, la represión recae sobre las zonas erógenas genitales.

o   Fin sexual infantil:

se tratará de hacer surgir la satisfacción por el estímulo apropiado de una zona erógena elegida de una u otra manera. El fin sexual está formado por la sustitución del estímulo proyectado en la zona erógena por la excitación exterior que hace cesar el estímulo condicionado haciendo surgir la satisfacción. Puede extrañar que una excitación necesite una segunda para cesar, y una nueva excitación surgida en el mismo sitio.

o   Las manifestaciones sexuales masturbatorias:

Las diferencias en los instintos son el procedimiento empleado para conseguir la satisfacción. La actividad muscular variará según la situación y propiedades de la zona erógena de que se trate.

o   Actividad de la zona anal:

Los niños que utilizan la excitabilidad de la zona anal lo revelan por el hecho de retardar el acto de la excreción. El niño solo tendrá cuidado de que al defecar no se le escape la sensación de placer accesoria. El niño considera los excrementos como una parte de su cuerpo y les da la significación de “primer regalo”, con el que se puede mostrar dócil a las personas que le rodean o su negativa a complacerlas. La retención de las masas fecales intencionadamente para emplearla como acción masturbatoria, supone una de las raíces del estreñimiento en los neurópatas. Lo “anal”, pasa a constituir el símbolo de todo lo prohibido, de todo lo que es preciso rechazar.

o   Actividad de las zonas genitales:

La zona genital está relacionada con la micción, por lo que los estímulos que percibe avivan la excitación sexual, así como la higiene. El niño tendera a frotarse y la niña a contraer los muslos. Otras técnicas particulares de masturbación son la tentación de burlar la prohibición de la masturbación durante la infancia. Hay tres fases en la masturbación infantil: la edad de lactancia, sobre los 4 años, y la tercera la masturbación de la pubertad.

o   Segunda fase de la masturbación infantil:

antes del cuarto año suele despertar el instinto sexual de la zona genital, puede conservarse hasta una represión o continuar sin interrupción. Esta segunda actividad deja huellas inconscientes y determinan el desarrollo del sujeto, tendrá salud o síntomas neuróticos. La amnesia infantil normal está ligada a esta actividad sexual infantil.

o   Retorno a la masturbación del niño de pecho:

El aparato urinario aparece en lugar del genital, aún no desarrollado. La reaparición de la actividad sexual depende de causas internas y de motivos externos. Los motivos externos son la seducción de una tercera persona, que trata a los niños como objetos sexuales y les enseña a satisfacer las zonas genitales, esto lo pueden hacer los adultos u otros niños.  En los niños no es necesaria la seducción para despertar la vida sexual, ya que puede surgir espontáneamente por causas interiores.

o   Disposición perversa polimórfica:

La adquisición de las perversiones no tiene resistencias, ya que los diques anímicos no están formados: pudor, repugnancia, y moral. El concepto de «perverso polimorfo» se refiere a la capacidad de poder obtener placer en cualquier parte del cuerpo y mediante cualquier estimulación que resulte agradable para el niño.

o   Instintos parciales:

La vida sexual tiene tendencias orientadas a un objeto sexual exterior. Son los instintos: contemplación, exhibición y crueldad. El instinto de exhibición y de desnudar el propio cuerpo del niño, manifiesta la curiosidad por ver los genitales de otras personas. El instinto de contemplación puede surgir como una manifestación sexual espontánea. La impulsión cruel proviene del instinto de aprehensión, y aparece cuando lo genitales aún no se han desarrollado.

Esta publicación: Tres ensayos sobre teoría sexual II (Freud, 1905), y otras más de temática similar en torno a las publicaciones de Freud,  o relacionadas con el ámbito de la psicología están disponibles en nuestro Blog, puedes consultarlo en el siguiente enlace:

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TIPOS DE TRANSFERENCIA

La transferencia positiva y la transferencia negativa según Freud

Hoy presentamos los dos Tipos de Transferencia que existen.

Hay dos tipos de transferencias:

una positiva, de sentimientos tiernos, y una negativa de sentimientos hostiles.

La positiva puede ser amistosa (susceptible de conciencia) y erótica (inconsciente).

La transferencia que puede resultar como resistencia de la cura es la negativa, o una positiva de mociones eróticas reprimidas. El otro componente, el consiente, es el portador del éxito.

La ambivalencia de las orientaciones del sentimiento es lo que mejor nos explica la aptitud de los neuróticos para poner sus transferencias al servicio de la resistencia.

El enfermo actúa sus pasiones sin atender a la situación objetiva real. El psicólogo quiere constreñirlo a insertar esas mociones en la trama del tratamiento (lucha entre intelecto y vida pulsional, discernir y actuar).

La transferencia brinda el servicio de volver actuales y manifiestas las mociones de amor escondidas y olvidadas de los pacientes.

Freud aclara que todo ser humano por efecto de sus disposiciones innatas y de los influjos que recibe en la infancia, adquiere una especificidad determinada para el ejercicio de la vida amorosa, o sea, para las condiciones de amor que establecerá y las pulsiones que satisfacer y las metas.

Esto da por resultado un cliché que se repite en la trayectoria de la vida aunque, no se mantiene inmutable.

Una parte de estas mociones libidinosas han sido demoradas en el desarrollo y solo se despliegan en la fantasía o bien han permanecido en lo Inconciente.

Otro sector ha llegado a un pleno desarrollo psíquico y se ha vuelto hacia la realidad objetiva. Ahora cuando la necesidad de amor de alguien no esta satisfecha de manera exhaustiva por la realidad, la persona se verá precisado a volcarse con una expectativa libidinosa hacia cada nueva persona que aparezca.

Por lo tanto, en el caso de la terapia psicoanalítica la investidura libidinal se vuelve hacia la figura del médico.

Esta investidura se atenderá a modelos, se anudara a uno de los clisés preexistentes en la persona en cuestión. Insertara al analista en una de las series psíquicas que el paciente ha formado hasta el momento.

A este proceso, Freud lo denomina transferencia. La transferencia salta como la más fuerte resistencia al tratamiento. Si se persigue un complejo patógeno desde lo conciente hasta su raíz en lo inconciente, se entra en una región en donde la resistencia se hace valer con tanta nitidez. En este punto, sobreviene la transferencia.

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Neurosis fóbica 2

En Neurosis fóbica 2, continuamos con al articulo anterior neurosis fóbica.

Con respecto a las nosografías psiquiátricas, Freud apunta que las fobias no poseían ninguna posición específica. De alguna manera, trató de explicar esta incertidumbre, pero la solución que proponía caía en una respuesta ambigua.

Por una parte, al ser posible encontrar síntomas fóbicos tanto en individuos neuróticos como en psicóticos, Freud señaló que las fobias no se podían considerar “un proceso patológico independiente”.

Sin embargo, en la misma obra, Freud separó un particular tipo de neurosis que tenía como síntoma central la fobia.

A esta categoría de neurosis, Freud la definió como “Histeria de angustia”, para diferenciarla de la “Histeria de conversión” (al que a la segunda éste solía llamarla simplemente Histeria).

Esta observación de Freud, al contrario de responder tal interrogante, parece conllevar a una mayor confusión.

De igual forma, Lacan parece caer en la misma ambigüedad, donde vuelve a surgir la interrogante de si la fobia se pudiese considerar como un síntoma o como una estructura.

LACAN diferencia  dos estructuras neuróticas: la histeria y la neurosis obsesiva, explicando la fobia como un síntoma y no como una estructura.

No obstante, hay veces que en su obra enumera la fobia como una tercera forma de neurosis, colocándola al nivel de la histeria y la neurosis obsesiva, implicando así una estructura fóbica y a la cual define en uno de sus casos en el año 1961, como “la forma más radical de la neurosis”. Esta situación la resuelve en el seminario de 1968-9, cuando dice:

No se puede ver en ella (en la fobia) una entidad clínica, sino una plataforma giratoria de empalme, algo que hay que elucidar en sus relaciones con aquello hacia lo cual usualmente tiende, a saber: los dos grandes órdenes de la neurosis, la histeria y la obsesionalidad, y también el empalme que realiza con la perversión.

(Lacan, 1968-9, citado por Evans (1996) en Chamama 1993, 210).

            De esta forma, Lacan explica que la fobia no es una estructura clínica que esté al mismo nivel de la histeria ni de la neurosis obsesiva, sino más bien una vía de acceso que lleva a una u otra, y que también posee ciertos vínculos con la estructura perversa.

La conexión con la perversión puede observarse en las similitudes entre el fetiche y el objeto fóbico, los cuales son por igual sustitutos simbólicos de un elemento que falta, y que se encargan de estructurar el mundo exterior.

Igualmente, ambos surgen por una dificultad en el pasaje desde el triángulo preedípico imaginario hasta el cuaternario simbólico edípico (Evans, 1996).

Si quieres saber más sobre Neurosis Fóbica 2, o sobre fobias, puedes consultar el Blog:

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La cura de un psicótico

La cura de un psicótico desde el caso Schreber, historial clínico de Sigmund Freud

La cura de un psicótico, abordada desde una de las obras fundamentales de Freud: «El caso Schreber».

¿Qué se busca en la cura con un psicótico?

En el caso Schreber, éste nos informa, en un pie de página en sus memorias, que el motivo inicial de su texto fue orientar a su esposa, pero que más adelante creyó que su escrito podía ser importante para las ciencias y la religión.

Como nos lo enseña el autor de dichas memorias, el psicótico no viene a pedirnos información sobre quien es él, no nos supone un saber como el neurótico; viene a pedirnos que escuchemos sobre su padecimiento particular.

Aunque sabemos que el ser del psicótico no se sostiene por la vía del sentido -al no existir un significante que lo represente-, en un delirio como el que nos enseña Schreber, mediante la eficacia de la metáfora delirante “ser la mujer de Dios”.

Esto muestra el vacío de su existencia como sujeto pero hace suplencia por la vía del ser.

El psicótico no se inquieta por lo que él es para el Otro como algo enigmático, pues él padece la invasión en lo real del goce del Otro sin límite.

Él tiene un saber en el orden de la certeza sobre el goce del Otro, goce que, de no tener barrera, lo deja caer como desecho y fuera de discurso.

Entonces, no recibiremos la queja neurótica de un enfermo que se afecta, en quién puede aparecer la angustia de castración o que puede movilizarse por múltiples equivalencias simbólicas tanto de sentidos como de identificaciones.

El neurótico puede negociar con el Otro su existencia.

El neurótico puede responde a la demanda del Otro perdiendo seguramente en su ser de goce, pero resguardándose para sí en la posibilidad de construir un síntoma. Cuando de la psicosis se trata, recibimos un ser que es victima de un Otro con poder absoluto.

“Como he tomado la decisión de solicitar en un futuro próximo mi alta del hospital para vivir otra vez entre personas cultas y en comunidad hogareña con mi mujer, será necesario proporcionar a aquellas personas que entonces formarán mi circulo de relaciones una idea por lo menos aproximada de mis concepciones religiosas, para que, aunque no comprendan las muchas aparentes singularidades de mi conducta, tengan siquiera una vislumbre de la necesidad que me compele a esas singularidades” J.P. Schreber

La cura de un psicótico forma parte de la obra de Sigmund Freud, «el caso Schreber», y también forma parte de un conjunto de publicaciones que están disponibles en el Blog, y puedes consultarlas en cualquier momento.

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La dirección de la cura 2

La dirección de la cura 2, es la segunda de las publicaciones que hay en el blog en relación a la cura psicoanalítica.

2- El sujeto y la trasferencia :

Se puede distinguir desde el punto de vista del sujeto :El sujeto del significante, en tanto efecto producido de un significante a otro significante, es también el sujeto del inconsciente.

El sujeto dividido por el objeto, es el sujeto del fantasma.El sujeto en lo real. Es el sujeto discontinúo, como tal responde a la estructura misma, es el sujeto de la debilidad, la muerte del sujeto.

En un sentido general, el término sujeto hace referencia a quien habla, de que se habla (sujet , quiere decir tema en francés).

A estas definiciones del sujeto en psicoanálisis de la neurosis es necesario agregar la definición el sujeto psicótico como tal. Es aquel que se presenta en lo real y que mantiene los caracteres de «discontinuidad y debilidad».

Es el» a-sujeto del Otro», según Rosine y Robert Lefort, en tanto se encuentra fuera y exterior de este lugar del Gran Otro que da su estatuto al inconsciente. El sujeto psicótico es «el sujeto del goce».

De esta forma, se puede decir que, así ,como el sujeto neurótico trabaja con su discurso inconsciente para reconstruir la significación reprimida, el sujeto psicótico traba sobre la realidad externa para restituir la significación ausente.

Como en la parafrenia, el psicótico  re-inventa palabras sin o con muchos sentidos, como es el caso de los neologismos en la esquizofrenia, elaborando un sistema de significantes nuevos, como en la paranoia.

cura psicoanalítica

En la neurosis de transferencia, el sujeto es efecto de un significante a otro.

En la psicosis , esta estructura de discurso se rompe, aunque el psicótico se encuentre dentro del lenguaje y desde allí, tratará de reintentar otro discurso, con sus leyes propias, que incluya ese real totalizador y acuciante para el sujeto.

Este intento de simbolización de este real por parte del sujeto, es pacificador, alivia al sujeto cuando este habla.

En la neurosis de transferencia, se trata de hacer consciente un saber inconsciente, en la psicosis de transferencia, el saber es consciente, y contiene la absoluta certeza para el sujeto.

Por otra parte, desde el punto de vista de la transferencia, se puede considerar para las neurosis, una neurosis infantil, en tanto , el sujeto reproduce en análisis ciertos recuerdos referidos a su infancia, que encubren un deseo sexual reprimido, y eso mismo iría en la dirección de la cura.

La psicosis es a-histórica, en tanto el recuerdo puede manifestarse en lo real, fuera de tiempo y espacio, como traumático, es impuesto desde el exterior para el sujeto.

En la dirección de la cura, el sujeto vive el recuerdo como extraño, como ajeno al yo, de lo que resulta estar rechazado y excluido de la cadena significante en aquel punto en que no lo puede reconocer como suyo, en tanto, no tiene otra respuesta que este retorno del significante desde lo real, sin mediación simbólica, lo que lo hace traumático.

Así, en las neurosis, «el complejo de Edipo es la pieza basal» en la formación de síntomas y en la estructura.

En la psicosis, ese» Gran Otro» que juega su rol principal en la neurosis, es un lugar vacío, no existe, el sujeto psicótico naufraga en ese «mundo imaginario de la rivalidad y del erotismo», con su semejante, en una relación dual.

La no -existencia de un Gran Otro simbólico, que haga barrera, es decir, que mediatice las impulsiones agresivas de un sujeto esquizofrénico hacia su madre, están dando cuenta de una relación dual, de tipo agresivo erótica actuada que es de otra naturaleza que el enunciado por el complejo de Edipo.

En este caso, la agresividad está del lado de la madre, es exterior al sujeto, y de la cual éste se hace eco.

Sin embargo, el psicótico habla, y por este medio se comunica, en la psicosis hay una trasferencia masiva hacia el analista, y es por medio de esta vía de simbolización que el sujeto psicótico dará cuenta de esos significantes perdidos e inexistentes, ya sea reconstruyendo otros, y producíendolos por medio de escrituras en sus diversos tipos.

Se puede decir que, así como en la cura con un sujeto neurótico, la transferencia opera como desplazamiento de la cadena significante.

En la psicosis, la transferencia opera como producción y desplazamientos de significantes que tienden a la restitución de los faltantes. Por otra parte, la interpretación del analista implica a la transferencia, en tanto trasferencia de significantes unidos entre si por una o varias significaciones.

La dirección de la cura 2, es la segunda de un conjunto de publicaciones que están disponibles en el Blog, y puedes consultarlas en cualquier momento.

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