Vamos a redactar un artículo sobre TLP: mecanismos de defensa, personalidad “como si” y despersonalización, término de Helene Deutsch
LA “PERSONALIDAD COMO SI”
En 1942 H. Deutsch describió la personalidad “como si” (as if) para referirse a aquellas “personas con un trastorno severo de la personalidad consistente en la creación ilusoria de una imagen de compromiso y convicción sin una participación auténtica en las ideas y sentimientos que se expresan.
Son rasgos importantes la ausencia de profundidad en la experiencia emocional y la tendencia imitativa” (Moore & Fine, 1990, p. 303).
Como una forma de defenderse de una identidad poco construida, tienden a adoptar identidades falsas y prestadas para no caer en un vacío interior. Se percibe en ellos una falta de autenticidad, una tendencia a imitar ideas, conductas e, incluso, opiniones de otras personas, apropiándose, así, de diferentes personalidades según lo que cree que esperan de él/ella las personas con las que esté en cada momento.
Esto refuerza su intrínseca “difusión de la identidad” por no poder mantener un sentido permanente y coherente de sí mismo. La relación con el mundo exterior parece normal, demasiado normal, “hiperadaptada” (Cruz Roche, 1995), pero sólo gracias a un esfuerzo imitativo y reproductivo, identificándose con lo que los demás piensan y sienten.
De esta manera, el paciente borderline es alguien dependiente de los demás para conseguir pistas de cómo comportarse, qué pensar y cómo ser; el estar solos los deja sin un sentido de quiénes son. “Sin ti no soy nada” se convierte en una traducción literal de su mundo interior y deja de ser una apasionada frase de amor.
Los mecanismos de defensa de la personalidad “como sí”, o del TLP pueden resultar complicados de manejar para la propia persona que padece este tipo de estructura de la personalidad
DESPERSONALIZACIÓN Y SÍNTOMAS DISOCIATIVOS
Pongámonos en la piel de una persona con el trastorno bien adaptada, con un alto rendimiento intelectual y laboral y una red social aceptable.
Se le considera alguien amable y gentil, que siempre está pendiente de ayudar a los demás.
Pero, como buena TLP, cuando siente que las cosas no funcionan, cuando siente que va a ser abandonada o se siente despreciable, surge su “otro yo”, la otra personalidad hostil, dominante, manipuladora, incluso cruel.
Esto, que podríamos adscribir a los trastornos disociativos descritos por el DSM-IV-TR, corresponde a una alternancia de estados, a una defensa que aparece en situaciones de estrés, ansiedad, nerviosismo extremo o en situaciones de desesperación.
No llegamos a hablar de “personalidad múltiple”, pero sí de la coexistencia de varias formas de comportamiento aparentemente opuestas.
En cierta medida podemos relacionar esta disociación con la negación de la que hablábamos anteriormente, formando un conglomerado defensivo que se apoya mutuamente. Nos referimos a que otro aspecto de la disociación puede ser el que la persona niegue hechos realizado anteriormente, o sentimientos expresados con anterioridad. Por ejemplo, una chica con trastorno límite de la personalidad discute con su pareja y le amenaza con cortarse las venas, matarse porque sin él su vida no tiene sentido, etc, etc.
Al día siguiente el episodio está olvidado y la paciente niega haber dicho o llevado a cabo intentos autolesivos, interpretándose por parte del no-TLP como una tomadura de pelo, que está mintiendo o que le intenta manipular.
Muchas personas con el trastorno describen la presencia de sentirse observadores de sí mismos, de un sensación de extrañeza o de estar viviendo un sueño.
Están bajo un estado de despersonalización que les posibilita distanciarse psíquicamente de la situación perturbadora y hacer frente al malestar en determinados momentos. Es como si el tomar distancia les permitiera adoptar una perspectiva más objetiva, o sentir que aquello que está sucediendo y que le podría hacer daño le está sucediendo a otro/a (como vemos, muy próximo a la disociación).
Este síntoma es particularmente frecuente en pacientes TLP que tienen antecedentes de malos tratos o abusos sexuales, ya que ese alejamiento ha sido la manera más eficaz que han podido poner en funcionamiento para no ser destruido/a psíquicamente, perpetuando esa estrategia en su vida posterior.
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