Hoy vamos a hablar sobre el deseo y la demanda del obsesivo
Es importante aquí el concepto de La demanda primordial:
Lacan, habla de la demanda primordial del sujeto al Otro. La demanda
primordial es lo más primitivo, se refiere casi a la Necesidad. En el texto de
«La Significación del Falo», en los Escritos de 1958, Lacan, nos habla de los tres registros de la Necesidad, La demanda y el Deseo.
Lacan ubica esta Demanda primordial dentro de la temporalidad, cuando no hay todavía para el niño el concepto de qué es él, ni el concepto de la alteridad.
Solamente existe la demanda de la satisfacción de la necesidad. Lo que se conoce desde Freud como la experiencia mítica de la primera satisfacción. En este momento, el Otro es anterior todavía al lugar de la palabra. El niño llora por falta del objeto de la necesidad, por el hambre, se le satisface y deja de llorar.
Pero como existe el lenguaje, pronto el primer Otro, la madre o su
sustituto, traducirá el llanto no sólo en necesidad sino en signo de otra cosa, de una demanda a la que tratará de dar respuesta y de cuya respuesta que no podrá satisfacer del todo, siempre quedará un resto que será el deseo. Paralelamente, el Otro también va a pedir al sujeto, y quedará como lugar simbólico de un intercambio de demandas y de dones.
Continúa diciendo Lacan que estamos sometidos al Otro a causa de nuestra Demanda, la llamada Demanda primordial, vinculada a la necesidad a través de los objetos que proporcionan placer.
Así mismo, Lacan dice que este Otro es de “carne y hueso” es un otro materno, que satisface las necesidades. Es el llamado después el Otro materno como tesoro de los significantes, que por la palabra produce la castración originaria por el recorte de goce por el acceso al lenguaje y traduce las demandas. Es así que el sujeto es víctima estructuralmente y de forma universal, de la violencia necesaria del lenguaje vehiculada por las demandas.
Esta violencia del lenguaje, Lacan la denomina “trauma primordial”, trauma de la alienación al Otro de la palabra, donde surge la intención de este Otro, que desconocemos del todo, su deseo, del cual nos vamos a interrogar con el «Che vuoi?» Qué quiere el Otro, ¿ qué quiere mi madre de mí?, en la estructura neurótica por medio del fantasma.
De esta relación del sujeto y este Otro y de la interpretación por parte del sujeto de sus respuestas a sus demandas, quedará una huella que dará como resultado una estructura determinada.
Cada una de las tres estructuras clínicas son respuestas diferentes a la frustración de la Demanda primordial.
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