TLP omnipotencia y proyección

Hoy, con TLP omnipotencia y proyección, hablaremos de  dos mecanismos de defensa que emplean las personas con diagnóstico de TLP.

OMNIPOTENCIA Y GRANDIOSIDAD

Hay ocasiones en las que los sujetos límite necesitan defenderse de sus sentimientos de vacío, devaluación y ruina.

Ponen en funcionamiento, a modo de formación reactiva, estrategias de tipo hipomaníaco que intentan  tapar  sus emociones desoladoras.

Cuando se ha producido una idealización, la persona idealizada es tratada de una forma despiadada y posesiva; para defenderse de los sentimientos de inseguridad, autocrítica e inferioridad.

Los pacientes fronterizos muestran muchas veces tendencias omnipotentes y grandiosas.

Éstas son manifestadas como un firme convencimiento de que tienen derecho a esperar de los demás gratificaciones.

Esperan también recompensas y ser tratados como personas privilegiadas y especiales.

Cuando se sienten personas despreciables, siguen siendo especiales y grandes en su “despreciabilidad”: son los más odiosos y las peores personas del mundo.

Esta, es  también es una forma de alimentar el narcisismo herido: consiste en ser “lo más”, si no se puede ser el más feliz se puede ser el más desgraciado.

Son personas que están reclamando atención de manera constante, porque consideran que  es su derecho.


PROYECCIÓN E IDENTIFICACIÓN PROYECTIVA

La esencia del mecanismo de proyección radica en la expulsión fuera de sí de aspectos no aceptados por el sujeto.

Es un “poner fuera”, la persona niega sus propias características no aceptadas atribuyéndoselas a otra persona.

En el sujeto límite, el defecto que ve en los demás es el mismo que no puede ver en sí mismo.

Cuando una persona con trastorno límite de la personalidad nos ataca, está consumida por sus propias necesidades.

También puede estar desplazando la rabia hacia nosotros como resultado de la frustración que sufrió en el pasado.

Si intenta manipularnos, está intentando controlar su propia vida, en realidad no la nuestra.

Otras veces la proyección es una exageración de algo que tiene cierta base real: el paciente siente que su pareja le odia cuando en realidad sólo está enfadado.

A modo de interpretación delirante light, a partir de un detalle real (el enfado, mala cara o una respuesta algo brusca) elabora una construcción de idea irreal: «me odia».

A la expulsión de elementos fuera de sí se le añade la tendencia a exagerar (estilo hiperbólico, según Zanarini & Frankenburg, 1994), la hipersensibilidad, la escisión o pensamiento del “todo o nada”, con lo cual el cuadro situacional se completa.

TLP y mecanismo de defensa de la omnipotencia

La esperanza del paciente límite es que proyectando los aspectos desagradables en otra persona pueda sentirse mejor consigo mismo.

Consigue una sensación de mejora, pero  por un tiempo determinado. Pero al final el malestar regresa, iniciándose de nuevo el proceso.

Otro propósito de este mecanismo es el intento por parte del TLP de ocultar al otro que no es perfecto lanzando una especie de cortina de humo, ya que si la persona significativa se da cuenta de su poca valía podría abandonarle.

El abandono es el temor básico de todo sujeto TLP

Proyectar las características y sentimientos negativos en la otra persona es una forma de mantener la atención dirigida fuera de sí mismo.

“La mejor defensa es un buen ataque”:

Antes de que me digas que me vas a abandonar te digo yo que eres un insensible por no darte cuenta de cómo estoy.

Después de muchas acusaciones y atribuciones de sentimientos y pensamientos procedentes del sujeto borderline, la otra persona puede empezar a creerse todo, comenzando a reaccionar y a comportarse de forma que convierte en ciertas las acusaciones de la persona límite.

Es lo que se denomina en psicología la profecía auto cumplida

Identificación proyectiva: Si alguien importante  desvaloriza continuamente lo que sabemos o cómo hacemos las cosas, acabaremos por creérnoslo.

La profecía autocumplida: la persona fronteriza teme tanto que su pareja le abandone que continuamente le está exigiendo demostraciones de amor eterno y exclusividad, con ataques de celos cuando siente que le ha traicionado.

Al final los temores se confirman: su pareja le abandona porque no puede soportar tales explosiones y tanta tensión. Así, los temores del fronterizo se justifican y se confirman.

Aun siendo estos mecanismos los tradicionalmente contemplados, hemos de repetir lo que comentábamos al principio de esta exposición: aparte de procedimientos inconscientes puestos en marcha por el Yo, las defensas deben ser consideradas también como un fenómeno generalizado en la vida mental que juega un papel adaptativo.

De esta forma, muchas conductas pueden ser utilizadas para evitar efectos indeseables dentro de los mecanismos de TLP de omnipotencia y proyección.

Esta publicación sobre TLP omnipotencia y proyección, y otras más de temática similar en torno a esta y otras patologías,  o relacionadas con el ámbito de la psicología están disponibles en nuestro Blog, puedes consultarlo en el siguiente enlace:

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Escisión del Yo

Hoy presentamos uno de los mecanismos de defensa de personas con TLP, la Escisión del yo.

ESCISIÓN DEL YO

La escisión del yo  (splitting) es considerada el mecanismo más primitivo existente, se pone en marcha en los primeros momentos de vida del infante.

En momentos iniciales, el niño necesita separar radicalmente lo gratificante de lo frustrante para ir organizando su mundo psíquico; si No lo hace así, caerá en una situación confusional y no podrá defenderse del peligro ya que no sabrá de dónde procede.

Es una estrategia defensiva básica el ser capaz de situar con exactitud lo bueno y lo malo, lo peligroso y lo inofensivo, lo placentero y lo displacentero.

De esta forma sabremos qué hacer en cada momento, de dónde viene el peligro y nos podremos preparar para ello.

Desde una perspectiva cognitiva, A. Beck (1990) y M. Linehan (1993) se refieren a la escisión como pensamiento dicotómico o pensamiento del “todo o nada”.

Considerándola una de las distorsiones cognitivas más frecuentes del trastorno límite.

El pensamiento dicotómico tiende a ver la realidad en términos de categorías mutuamente excluyentes «las cosas son blancas o negras», y no en un continuo «de grises».

Una persona puede ser amada u odiada, pero es inconcebible que pueda ser ambas cosas.

, no es posible que las personas tengamos aspectos amables y bruscos, no es posible que te quiera alguien que antes te ha echado una bronca…

La evaluación de las situaciones en términos extremos lleva a respuestas emocionales y acciones también extremas, a cambios abruptos entre estados de ánimo opuestos permitiéndoles obviar información que no pueden tolerar.

En este aspecto, el pensamiento típico del sujeto límite se expresaría de la siguiente forma:

“Algunas personas son buenas y todo respecto a ellas es perfecto. Otras personas son profundamente malas y deberían ser severamente culpadas y castigadas por ello” (Mason & Kreger, 1998, p. 55).

La escisión, pensamiento dicotómico o del “todo o nada”, puede manifestarse en otras conductas perfectamente reconocibles en personalidades límite:

  • Con su dificultad de integrar los aspectos placenteros y displacenteros de la persona significativa, el color del sentimiento que tenga hacia él/ella vendrá dada por la última interacción que hayan tenido.
  • Ejemplo: si lo último que ha hecho con su pareja fue discutir, ésta (su pareja) será un ser «absolutamente despreciable», y esto será vivido como un sentimiento autoritario.

  • Cuando hay un problema sólo hay una solución y, además, ésta es inmutable.
  • No es fácil que estas personas puedan tener diferentes puntos de vista al mismo tiempo, no existe flexibilidad en sus pensamientos (aunque, la inconstancia en su vida, ideas y opiniones es otra característica crucial).
  • Los esfuerzos suelen ser de tipo extremo: no son capaces de dedicar un espacio de tiempo a cada una de las tareas o cosas que tienen entre manos, sino que acometen una abandonando por completo las demás.

 

  • Ejemplo: Si están leyendo un libro, no hacen otra cosa hasta que lo acaban, o hasta que se cruza otra tarea y dejan inacabada la anterior (que suele ser lo más frecuente).

 

  • El sadismo y el masoquismo, tan frecuentes en estas personas, son un reflejo también de aspectos escindidos del Yo.
  • Tienen la necesidad de que la naturaleza de las relaciones que mantienen con otras personas esté extraordinariamente bien definida: o es amiga/o de otra persona, o es su amante, o su compañero/a… pero no varias cosas a la vez.
  • Es un mecanismo de defensa que les ayuda a llevar mejor (temporalmente y a corto plazo) una situación que en ese momento es intolerable para ellos.
  • Es un tipo de pensamiento variable, que no está presente en todo momento, poniéndose en marcha sobre todo en situaciones de activación emocional.

La dicotomización no está sólo dirigida hacia el mundo exterior y hacia los demás.

Esto genera que  alternan de día en día o de hora en hora: por la mañana puede sentirse la reina del Universo, por la tarde la mujer más desgraciada y más sola.

Estas personas también muestran visiones contradictorias coexistentes e imágenes de sí mismas.

Este cambio irá en función de que obtenga lo que necesita de los otros ya que su identidad se fundamenta en su relación con las personas significativas.

La escisión se produciría entre áreas o parcelas psíquicas, lo que impediría que coexistan opciones diferentes y es que “dividir el mundo en bueno y malo lo hace más fácil de entender” (Mason & Kreger, 1998, p. 57).

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TLP: miedos que sienten

Esta entrada es sobre TLP: miedos que sienten.

Es importante que, además de examinar cómo se defiende un persona con trastorno límite, pensemos, como colofón, de qué se defiende, qué es aquello tan temeroso y peligroso que el sujeto tiene que intentar alejar de sí.

Aunque ya  es sabido, la angustia básica del paciente borderline es el miedo al abandono.

La falta de constancia de objeto, la dificultad de guardar dentro de sí la imagen afectiva de las personas y sentirse acompañado por ellas aun en caso de su ausencia física, hace que cualquier estímulo pueda convertirse en potencialmente peligroso y sea, real o ficticiamente, motivo de alejamiento por parte del otro.

Para evitar este alejamiento, pone en marcha una larga lista de maniobras, inconscientes unas, preconscientes otras y totalmente conscientes el resto, que intentan paliar estos peligros.

Con las variadas parejas sexuales que a veces tienen no buscan satisfacer el plano sexual, sino ser abrazado/a, ser tocado/a.

De la misma forma la necesidad imperiosa de intimar con cualquier persona, de contar enseguida sus cosas habla de este hambre de afecto tan voraz. Debido a que sólo les importa la función que cumple el objeto y no el objeto mismo, pueden cambiarlo fácilmente en cuanto hayan conseguido otro que cumpla la misma función que el anterior.

Su lema podría ser “más vale mal acompañado que solo”.

La falta de autenticidad y de sentimiento de identidad (o difusión de la identidad) es otro de los síntomas básicos del que el sujeto necesita defenderse para afrontar la vida de una manera más operativa.

El asumir distintas personalidades según el caso, la inconstancia en sus actividades con el fin de contentar a todos y, a veces, el acudir a actos autolesivos, ponen control a este displacer.

Los sentimientos de vacío también forman parte del cortejo de sentimientos que amenazan con aniquilar al paciente borderline.

La lista de conductas puestas en marcha para llenar este hueco sin fondo, este agujero negro o esta falta básica (Balint, 1968) pueden ser infinitas: acudir al abuso de sustancias psicoactivas, la inconstancia en sus actividades, la dependencia voraz de alguien que le llene (cosa que jamás consigue), las autolesiones (cortes, quemaduras) o intentos suicidas, las conductas de búsqueda de sensaciones o los trastornos del control de los impulsos (cleptomanía, juego patológico o sobreingesta compulsiva) pueden utilizados para rellenar el vacío, obviamente sin éxito.

Es lógico que no todos los sujetos borderline tienen por qué poner en marcha todos los procedimientos que aquí hemos descrito.

Aunque, como señalamos al principio, predominan los mecanismos primitivos (de corte psicótico o pseudo-psicótico, como escisión, negación, proyección o identificación proyectiva), también pueden observarse otros mecanismos más avanzados, como la intelectualizacióno la represión.

Una pista que nos puede ayudar para identificar ante qué grupo de estrategias defensivas estamos consiste en poner atención en la interacción con el paciente.

Los mecanismos avanzados normalmente no interfieren en la relación paciente-terapeuta ni, me atrevería a decir, en la relación del paciente con las personas que le rodean.

Los mecanismos primitivos pueden observarse directamente ya sea en el contenido del discurso del paciente (contradicciones, adjetivos muy positivos hacia el terapeuta, o muy negativos) como en el comportamiento (reacciones de angustia, muestras de desprecio, provocación, exigencias de atención y afecto).

Con todo esto esperamos haber arrojado un punto de luz o al menos de sistematización de los mecanismos de defensa que puede poner en funcionamiento un paciente límite.

Pero, al hilo de esto, no podemos olvidarnos de que estas personas, a no ser que su grado de afectación sea muy grande y sea un paciente grave (en esto, como en todo, hay niveles de gravedad), pueden funcionar de manera muy normal cuando sus comportamientos TLP no son desencadenados, cuando no se enfrentan a situaciones aterradoras para ellos.

En muchos momentos no parecen tener un trastorno.

Cuando no están dominados por sus intensas emociones no necesitan acudir a sus estrategias de afrontamiento disfuncionales porque poseen el control de sus vidas.

Asimismo, las estrategias de afrontamiento pueden ir haciéndose cada vez más eficaces, los descontroles emocionales menos frecuentes y menos intensos, las situaciones ansiógenas menos atemorizantes, si el paciente se pone en manos de profesionales que le guíen en su camino hacia el crecimiento y el control y el mejor rendimiento de sus capacidades y habilidades.

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